martes, 26 de octubre de 2010

La minería y la descentralización mal hecha

La minería y la descentralización mal hecha
Los presidente regionales de Piura y Cusco solicitarán facultades para autorizar las concesiones mineras. Buscan "armonizar" los intereses del sector privado con los de las poblaciones. (Gestión, 25/10/2010)

Los electos presidentes regionales de Piura y Cusco quieren cambiar las reglas por las cuales se entregan concesiones mineras. Aseguran que son los gobiernos regionales los que deberían estar a cargo del proceso de evaluación y autorización de concesiones. En este sentido Cusco ya habría dado un primer paso con una ordenanza (ilegal) del Consejo Regional que prohíbe el otorgamiento de nuevas concesiones mineras. Esta norma emitida este año ya adelanta los efectos que tendrá la nueva política regional minera. Ambos presidentes alegan que en el proceso de otorgamiento de concesiones respetarán las decisiones de las comunidades. Que si éstas deciden optar por un modelo de desarrollo sin minería, se les respetará. .

El problema principal aquí es que los beneficios de un gran proyecto minero no solamente son percibidos por la comunidad casualmente ubicada cerca del yacimiento, sino a nivel nacional. Basar el otorgamiento del permiso para la explotación de estos recursos en solamente los beneficios y los costos (mal percibidos) que ésta le podría causar a una porción de los afectados (las comunidades cercanas) es un análisis parcial y errado. Es más, evidencia la total y completa falta de compromiso con un proyecto de desarrollo nacional. Este compromiso es sustituido por cálculos electorales locales y miopes que ignoran el todo por las partes.

Si quieren decidir solo en función a los beneficios para su región, que sinceren la situación y consideren también solamente los ingresos generados dentro de su región. Es decir, si no quieren tomar en cuenta lo que le costaría al resto del país el frenar proyectos de explotación de recursos mineros y de hidrocarburos, deberían también pedir que no se les distribuyan ingresos provenientes de otras regiones a través del Gobierno Central. Que vean la manera de sobrevivir y de continuar reduciendo la pobreza solamente con los recursos financieros que pueda generar con las actividades dentro de la región.



Quizás un par de presidentes regionales hasta consideren esto último como una situación deseable hoy en día e incluso como una posibilidad a futuro, lo cual evidencia ignorancia y desconocimiento de los beneficios de la integración económica a nivel nacional e internacional. También ignora que Lima concentra buena parte de la actividad económica nacional y genera más recursos para el resto del país de los que consume. Aún si Cusco o Piura tuviesen los recursos para prosperar por su cuenta, las expresiones de los dos futuros presidentes regionales muestran una pobre solidaridad hacia sus hermanos peruanos de regiones aledañas. Sería interesante conocer la actitud de estos presidentes regionales si alguna de sus provincias, rica en recursos, decidiera dejar su región y formará su propio gobierno, exigiendo control total sobre los recursos provinciales. Y si luego el distrito más rico decidiera hacer lo mismo con su provincia. Y así sucesivamente.

Si se trata de disponer de recursos para desarrollarse, lo que hasta hoy han demostrado los gobiernos regionales en general es su incapacidad de hacerlo. Del uso del canon y las transferencias recibidas se puede deducir lo que sucedería de proceder la iniciativa de estos dos presidentes regionales. Hasta el momento los recursos han sido pobremente utilizados, si es que siquiera se utilizaron. Y no porque no hubiese en qué invertir. Tanto Piura como Cusco (y Cajamarca, que se avecina como un seguidor de esta tendencia) tienen urgentes necesidades que atender y deben aprender a hacerlo, en vez de estar espantando la fuente de los recursos con los cuales, si realmente quisieran y se preocuparan, podrían mejorar el bienestar de su electorado.

Las políticas públicas modernas buscan lo que es mejor para la sociedad. Y esto casi necesariamente supondrá que habrá quienes serán afectados negativamente, por lo cual se les debe compensar. Pero no detener el progreso. Si cada decisión que se toma puede ser vetada por algún perjudicado, nunca se hará nada.

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